Alberto Villalobos
- por Alejandra Camacho
- 31 may 2018
- 12 Min. de lectura
Desde Milwaukee, Wisconsin, Alberto nos da un recorrido por su taller contándonos un poco de su historia y su visión artística. Él nos platica qué lo inspira a crear y cómo es trabajar con sus dos hermanos Luis y Ernesto, quienes forman parte importante de su vida y su carrera artística.
Photo credit: Ron Jones

Nacido en Xalapa, Veracruz, Alberto, se aventura en la música y las artes plásticas desde una temprana edad gracias a su familia. Margarita, su madre, quien tiene una gran vocación por la enseñanza, fue el principal motor en su iniciación artística. El primer contacto de Alberto con la música fue a la edad de los 4 años en la escuela Montessori que su madre fundó y más tarde en el CIMI (Centro de Iniciación Musical Infantil). "Mis hermanos y yo fuimos casi educados en casa, con un proceso lúdico muy libre que en retrospectiva, creo que fue un gran acierto de mis padres. Un poco después ingresamos al CIMI, una escuela enfocada en la educación musical, donde tomamos clases de solfeo, coro, etc. Ese lugar fue donde tuvimos ese primer acercamiento un poco más formal con la música. En las artes visuales, recuerdo que el acercamiento fue diferente porque la pintura y el dibujo siempre fueron una inquietud mía desde muy joven. Esto me ha llevado a ir buscando la forma de aprender con personas que admiro así como en talleres y cursos. En la plástica, mi formación ha sido muy autodidacta y enfocada en lo que me interesa aprender".
A los 9 años Alberto ingresa a la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana, concluyendo sus estudios diez años después con una Licenciatura en Violín. "Durante la Licenciatura en música, tomé también talleres libres de dibujo y pintura. Eran talleres para los cuales no era un requisito ser estudiante de la carrera y eso me motivó a seguir incursionando en la pintura y el dibujo.”
La pasión por la música lleva a Alberto a obtener una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) para realizar estudios de maestría en el Conservatorio Real de Bruselas, Bélgica. "Fue una etapa de mucho aprendizaje y muchos retos para mí, porque entre otras cosas no dominaba aún el idioma. Sin embargo, conté con la ayuda de mucha gente que me orientó y me mostró el camino. El primer año fue especialmente difícil, ya que el estudio del maestro ruso Igor Oistrakh en el que yo estaba era extremadamente exigente y competitivo. Ahora me doy cuenta que todas esas experiencia fueron muy valiosas y estoy muy agradecido por haber tenido esa oportunidad.”
¿Cómo es que llegas a NY?
“Cuando aún vivía en Bruselas, Ernesto mi hermano me habló por teléfono desde Nueva York (él ya tenía años viviendo allá con el apoyo de una beca binacional Fulbright-García Robles) y me dijo: Alberto, vente para acá porque tenemos una oportunidad de hacer un concierto en el Carnegie Hall. Yo pensé que estaba bromeando porque el Carnegie Hall es uno de los foros más prestigiosos del mundo, y me reí, pero él me contestó: "¡No, es en serio, compra tu boleto y vente cuanto antes!". Así es que en el año 2005 llegué a Nueva York a participar en nuestro primer concierto en el Carnegie Hall. Al principio rentamos una casa en el Bronx con mis hermanos, que poco a poco fuimos arreglando. Para ese primer concierto vinieron amigos músicos de muchos países (Brasil, Bélgica, México, etc). Un mes después nos presentamos en el Carnegie Hall. Sin planearlo, terminé quedándome a vivir en Nueva York por más de 12 años. Muchas oportunidades surgieron a raíz de ese primer concierto, fuimos invitados a tocar en los Grammys Latinos, conocimos al maestro Eduardo Magallanes, etc.”
Photo Credit: Rafael Piñeros

Cuéntanos de Villalobos Brothers, ¿Cómo se forma?
“Es un grupo que fundamos mis hermanos Luis, Ernesto y yo en el 2005, a raíz de haber tocado en el Carnegie Hall, si bien es cierto que ya desde mucho antes nosotros tocábamos juntos en casa. Luis estaba estudiando en Alemania también con el apoyo del FONCA antes de nuestro concierto en Carnegie, pero poco después también llegó a NY. Poco a poco el proyecto ha crecido, se ha sumado Humberto Flores, guitarrista y gran amigo de la infancia oriundo de Fortín de las Flores, Veracruz. Hemos ido de tour, grabado discos y colaborado con muchos músicos y en infinidad de proyectos. Hemos tenido años intensos de muchísimo trabajo y años en los que nos concentramos más en la creación. Este año, por ejemplo, hemos tenido la fortuna de ser invitados a participar en el Fandango Fronterizo que organiza Jorge Castillo en protesta por el muro fronterizo entre Tijuana y San Diego. En este proyecto hemos tenido la fortuna de colaborar con grandes músicos como Arturo O’Farrill y su Afro Latin Jazz Orchestra, Antonio Sánchez, Regina Carter, Akua Dixon, y toda la comunidad fandanguera del Son Jarocho, como Tacho Utrera, Patricio Hidalgo, Martha Vega, Ramón Gutiérrez, entre muchos otros. También este año estamos muy emocionados de culminar un proyecto que nos ha tomado más de 4 años, y consiste en estrenar arreglos sinfónicos de nuestras composiciones. Estos arreglos para orquesta sinfónica fueron creados por el maestro Eduardo Magallanes Calva, un gran amigo, y un referente en la vida cultural de México. Además, estaremos estrenando nuestro segundo álbum de estudio “Somos” con nuestra banda Villalobos Brothers, en el verano/otoño, en fin son muchos proyectos”.
Photo Credit: Ron Jones

Cuéntanos un poco
de su primer album
“Nuestro primer álbum se llamó “Aliens of Extraordinary Abiliy” en referencia al nombre de la visa O1 que todos tuvimos que obtener para trabajar y vivir en los Estados Unidos de Norteamérica.
Hemos sufrido en carne propia un proceso de escrutinio enfermizo e injusto. Para muestra un botón, con dos solicitudes exactamente idénticas, a mi hermano Luis le fue negada su solicitud para residencia, mientras que la mía fue aprobada. Pero volviendo al álbum AOEA, nació como un experimento musical y una colaboración con los hermanos Ramón y Miguel Ponce, que tocan música de mariachi en Nueva York. Ellos son grandes amigos y excelentes músicos. También en el álbum participó la gran baterista mexicana Rosa Ávila y la percusionista veracruzana Yuriana Sobrino. Recuerdo que para este álbum creamos arreglos originales de temas icónicos como "A Change is gonna come" y “Nothing Can Change this Love” de Sam Cooke, los mismos que elegimos por su relevancia histórica. Creo que ahora más que nunca es importante que como mexicanos y latinos en general nos sintamos muy orgullosos de nuestra cultura. En un clima político adverso tenemos que luchar por borrar el estigma negativo del inmigrante, y a través del arte nosotros hemos encontrado nuestro camino. Como artistas tenemos una gran responsabilidad. Por unos momentos efímeros sobre el escenario somos visibles. Y es posible moldear perspectivas y percepciones acerca del arte y sus creadores durante estos momentos. En mi caso, a través del arte visual (pintura, escultura) he encontrado otro vehículo para seguir explorando, experimentando y creciendo.”
¿Cuáles son algunas de sus composiciones que intentan cambiar perspectivas?
“Hemos grabado varias, Luis compuso una canción de protesta que se llama “Xalapa Bang”, que habla acerca de la violencia policiaca y la violencia del estado contra el pueblo, del fuerte contra el débil. Ernesto ha compuesto varios temas en los que toca temas de inmigración como Casita Blanca que grabamos afuera de la Casa Blanca en Washington DC, y yo mismo he compuesto temas como Hombres de Arcilla en protesta por la desaparición forzada de activistas y el asesinato de periodistas y migrantes en México.”
Sigue el itinerario de Villalobos Brothers en www.SROartists.com y www.villalobosbrothers.com
Instagram: @Villalobos_Brothers
Facebook: @VillalobosBrothers
¿Cuéntanos cómo surge "Hombres de Arcilla"?
Photo Credit: Erik Almeida
Photo Credit: Sol Luna

“Hombres de Arcilla es una obra multidisciplinaria. Se trata de una composición musical que grabamos y tocamos con Villalobos Brothers, una colección de 43 máscaras de barro y un video musical. La idea nace de la necesidad de protestar ante la desaparición forzada de los estudiantes de la escuela Raúl Isidro Burgos en Ayotzinapa, Guerrero, México (2014). Parte de la letra de la canción dice: "Mataron al estudiante, exijo una explicación, y que el pueblo se levante y se indigne la nación, y la impunidad reinante le de paso a la razón. Mataron al estudiante, al periodista, al maestro, secuestraron a un infante, desaparecen por cientos, activistas y migrantes, mujeres sin documentos". El objetivo principal del proyecto “Hombres de Arcilla” es crear una memoria tangible, visual y auditiva, y que el pueblo no se olvide de estos muchachos desaparecidos. El video musical corrió a cargo de Rafael Piñeros, videógrafo de gran trayectoria quien documentó el proceso de creación de las máscaras así como de la visión artística y edición del video. El video lo estaremos estrenando en los siguientes meses.
“Hombres de Arcilla” fue presentado en el 2017 como una exposición individual en colaboración con “The Bronx Arts Factory” y “The Point Center for the Environment” en el South Bronx, en NYC, un barrio histórico que actualmente está viviendo un resurgimiento. Utilizando materiales reciclados y donaciones de tablones de madera de otra organización sin fines de lucro "Rocking the Boat", terminé de montar la exhibición en lo que fueron meses de arduo trabajo. A partir de ahí las máscaras de barro han sido invitadas a participar en exhibiciones colectivas en Dallas, Portland, y en Washington, D.C. Dos máscaras “desaparecieron” misteriosamente del restaurante “El Original” en Midtown Manhattan, me dio mucha pena que estas dos máscaras hayan desaparecido, pero lo entiendo como algo simbólico. Imagínate el dolor de los padres y las madres de los estudiantes de Ayotzinapa que siguen buscando a sus hijos después de casi 4 años.”
¿Cómo es tu proceso para la elaboración de las máscaras?

Comienzo con un busto de cemento, y encima coloco el barro. No hay dos iguales. Hice un busto de cemento hace dos días como experimento, y lo puedo usar para bastantes máscaras. Seca una, la quito y la vuelvo a ensamblar. Se hacen por partes y después se busca un horno para “quemarlas”. Para quemar o “sancochar” la cerámica se puede usar un horno de gas, eléctrico ó un horno de leña. A mi gusto la leña le da unos toques increíbles a la cerámica porque es impredecible, al contrario del horno de gas en el cual los tonos son más predecibles, no hay casi variación. En los hornos de leña, el resultado depende de muchos factores, la temperatura, la ceniza, el clima, el lugar de la cámara donde se ponen las piezas, etc. Por lo general, los hornos de leña siempre están afuera, en lugares no muy poblados, ya que generan mucho humo durante las largas quemas. Muchas veces en las ciudades no los permiten porque las regulaciones son más estrictas.”

Cuando estaba trabajando con mi novia Meagan en la colección de máscaras de “Hombres de Arcilla”, nos tocó ir a un estudio que tiene un horno de leña que se llama “Bruno” en Troy, NY, y en otra ocasión a otro estudio en Connecticut. Meagan es también ceramista y artista plástica y juntos hemos aprendido mucho experimentando con diferentes técnicas como “Raku” y “Pit firing”. En estos talleres hay maestros ceramistas que se especializan en sus hornos de leña. Los conocen como la palma de su mano. Están construidos con tabiques térmicos, galeras, etc. y guardan estrictas bitácoras de cada una de las quemas que ha tenido el horno para intentar controlar lo incontrolable. Por el contrario, cuando hemos trabajado en los estudios de Nueva York, los hornos son de gas y se pueden utilizar dentro. Por lo general los hornos de gas se utilizan más para cerámica funcional como tazas y platos. Sin embargo, para “Hombres de Arcilla” yo buscaba el accidente, el error, y la leña es ideal para lograr este propósito. Incluso alguna vez hemos hecho quemas rústicas, como lo hacían los antiguos nativos americanos y aún lo siguen haciendo en lugares como Oaxaca y Chiapas; al aire libre, llenando un hoyo en la tierra con piezas de cerámica rota y piezas que se van a quemar, prendiendo una gran fogata, cubriéndolo todo con tierra y desenterrando las piezas días después.”
¿Qué materiales usas cuando pintas?
Ha sido una combinación. He utilizado lo que tengo a la mano; a veces es acrílico, a veces es óleo, otras spray, marcadores, tinta, lo que haya. Lo importante es no detenerse, la creatividad es en parte también de eso, buscar las oportunidades y trabajar con lo que tienes. Si te esperas a que esté todo “a pedir de boca” nunca harías las cosas. Un amigo siempre me decía "No intentes explicar las cosas, si te esperas a tener una explicación de por qué haces algo, nunca vas a hacer nada". Hay que hacerlo y explicarlo después. Muchas veces sobre la marcha hay que modificar el rumbo. A veces lo único que nos frena son inseguridades personales, y ese primer impulso creativo muere incluso antes de iniciar.”
¿Cuál ha sido el proyecto del que te has sentido más orgulloso?
Photo Credit Erik Almeida

“Han sido muchos afortunadamente. Recuerdo cuando fuimos a la India con Villalobos Brothers o a Rusia, fueron grandes experiencias de vida. También una experiencia de gran crecimiento personal fue organizar “Hombres de Arcilla” en el South Bronx. Hubo una recepción muy cálida de mucha gente así como de diversas organizaciones en Nueva York. Llegó Don Antonio Tizapa, padre de uno de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa. Don Antonio Tizapa se volvió activista a raíz de la desaparición forzada su hijo. Él vive ahora en Nueva York y seguirá luchando hasta encontrarlos. Fue muy emotivo escucharlo hablar y colaborar con su causa para dar a conocer esta tremenda injusticia al mundo.”
¿Cuáles han sido tus mayores retos?
“No desanimarse. Las cartas sin respuesta, la inversión de tiempo, dinero y recursos, todo vale la pena. No perder de vista que tu arte vale por el solo hecho de existir. Basta con un círculo de gente que aprecie tu trabajo. Lo viví con este proyecto “Hombres de Arcilla” en el Bronx. Recuerdo que la noche de la inauguración hizo mucho frío, estaba casi nevando, y parte de la exposición era al aire libre. Por un momento pensé que no llegaría nadie por el clima adverso. Sin embargo, al final, llegó muchísima gente, danzantes, activistas, periodistas, artistas, músicos, fotógrafos. Mi amigo pintor Miguel Ángel Melchor, originario de Oaxaca trajo 43 retratos que él pintó de los muchachos desaparecidos. Ese es otro ejemplo de cómo ese proyecto unió a la comunidad. Miguel pintó los 43 retratos, manejó incontables horas con su familia, me ayudó a instalarlos, pintar la galería, decorar las paredes, etc. Dos amigos fotógrafos Erik Almeida y Laura Alvarado (quienes también expusieron obra gráfica) y mi querida Meagan Van Ahn también me ayudaron mucho. Fue el clamor de toda la gente, de una comunidad entera, que piensa que fue una injusticia lo que pasó, lo que nos unió. Y el arte seguirá siendo un vehículo para luchar por causas justas en cualquier lugar del mundo.”

Photo Credit: Erik Almeida
¿Si pudieras hacer algo distinto a lo que has hecho hasta ahora que harías?
Creo que tendría diferentes respuestas hoy y mañana. Hoy por hoy estoy aprendiendo el lenguaje del jazz que me gusta mucho, me apasiona. Estoy tocando con músicos para seguir aprendiendo de ellos, es el reto, hacer cosas diferentes y no quedarte con lo que ya sabes. ¿Hacer algo diferente? Quizá tocar otro instrumento. Cada instrumento tiene una voz diferente y te da diferentes ideas. Las ideas que se me ocurren en guitarra no se me ocurren en violín y viceversa, se complementan.”
¿Cuál es la frase que describe a Alberto?
“No sé si hay una frase que me describe, pero quisiera pensar que hay una actitud que me describe, una actitud de búsqueda, de introspección, de superación personal. Miles Davis dijo alguna vez "Don't be afraid of mistakes, there are none" y esa frase resonó en mí. "No tengas miedo de los errores, no existen”, todo está en tu cabeza. A veces los errores son la mejor oportunidad para intentar algo nuevo y crecer como persona.”
¿Cuál es la lección más importante de tu vida?
“Creo que la lección más importante ha sido no tomarme tan en serio a mí mismo. Muchos músicos y artistas que respeto y con los que he platicado comparten ese sentimiento y ahora que estoy enseñando trato de compartirlo con mis estudiantes. Kenny Werner, el gran maestro de jazz, dice al respecto "Tenemos que ser capaces de separarnos del ego en el momento creativo, de la persona que juzga en el momento de crear para poder fluir con naturalidad.” Todos lo podemos practicar sin importar qué tan jóvenes o viejos. Desafortunadamente muchas veces las instituciones educativas encajonan a un estudiante en "esto es bueno y esto es malo". A mí me ha tocado re aprender mi forma de tocar y ver la música. Hay que cuestionarse constantemente y la mayoría de las instituciones educativas no fomentan la auto evaluación, sino que por el contrario, te dan la información ya procesada y en repetir y memorizar no hay aprendizaje. Es cuando creamos, hacemos y experimentamos que encontramos el aprendizaje.”
¿Tienes un dato curioso?

“Me gusta la laudería y me gusta el olor de la madera recién cepillada. Le tengo un gran respeto a los músicos sin escuela y a la gente que trabaja con sus manos. El primer violín que hice lo recuerdo con mucho cariño porque se lo regalé a una persona que quise mucho y lo hice de la mano de Don Élfego Villegas, un gran músico y una gran maestro. Ya en Nueva York, hice uno que se llama El Carpintero y se lo regalé a mi hermano Ernesto, porque coincidió que a él le robaron el suyo después de un concierto en Brooklyn. Por cierto, el momento de sonar un instrumento por primera vez es realmente mágico, no sabes como va a “cantar” la madera después de meses de trabajo. Si eres músico y laudero es como completar un círculo, un todo, una experiencia casi mística.”
¿Cómo mejoras el mundo con tu arte?
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